Cohabitado desde la memoria
con las violencias y las matanzas a flor de
camino
Las soledades por las ventanas de los Andes
las suertes siempre empuñadas
con la sangre altiva y en combate
Entre remolinos de luna
De almados
tríos de guitarra, tiple y bandola
Los pasos horadaron el miedo
los brazos se hicieron sable apostado bajo el
roble,
sobre la hermosura de paraísos ruborizantes
en maridaje con el serpenteo de la
cordillera.